E-mail de Juan Jacobo: Te envío mi respuesta al comentario del Catire y al llamado de Leticia,
junto con la precaria reproducción de una vieja foto de Mano Nerio. Si
puedes lo publicas en el blog con tus artes, para que no digan que no
participo. Un gran abrazo extensivo a Graziela.
Ciertamente, he estado por unos días ausente de los trajines del blog, pero no por falta de ganas. La interpelación de Leticia me puso a buscar el comentario del catire sobre la batalla de Araure (5 de diciembre de 1813) y sobre la legendaria figura de “Mano Nerio”.
Ciertamente, he estado por unos días ausente de los trajines del blog, pero no por falta de ganas. La interpelación de Leticia me puso a buscar el comentario del catire sobre la batalla de Araure (5 de diciembre de 1813) y sobre la legendaria figura de “Mano Nerio”.
J J Escalona |
Todos reconocíamos el sitio de la batalla y muchas veces
fuimos a “El Túmulo” que la conmemora. Papá fue invitado como Orador de Orden a
la sesión especial del Concejo Municipal de Araure, entonces presidido por la
querida amiga Galiana de Martínez, en conmemoración de los 70 años de ese hecho
bélico. Al final papá no pudo viajar a Araure por una fuerte gripe, y yo tuve
que leer el discurso que había preparado para la ocasión.
Cumplí la encomienda
y al final me sentí obligado a agradecer la honrosa distinción hecha a papá y a
decir en mi propio nombre que también me sentía muy satisfecho por lo que
significaba para mí estar allí, porque en mi casa “me habían enseñado a no distinguir
entre nuestro amor por Acarigua y nuestro amor por Araure”.
Esa declaración
causó una viva acogida entre los presentes, y Gonzalo Barrios, entonces
Presidente del Congreso de la República, solicitó se le permitiera romper el
protocolo del acto porque quería decir unas palabras; ocupó la tribuna del
Maestro de Ceremonia, que era el también recordado amigo Manuel Barrios
Freites, y dijo que mis palabras habían suscitado en él una gran satisfacción
porque en su casa, su padre se había empeñado también en enseñar a no a no
distinguir entre el amor por Acarigua y el amor por Araure. Seguidamente
expresó su sueño de que algún día esas dos entrañables ciudades serían una sola
en el plano institucional político territorial , como ya lo eran en su
configuración física.
Sobre Don Nerio Duín Anzola, “Mano Nerio”, yo, que era muy amigo de
Alfredo, su hijo adoptivo, fui muchas veces a su casa, en la Reja de Guanare,
en el remate de la Avenida con la última calle de Acarigua, que daría paso a la
Avenida de las Lágrimas. En un solar de las cercanías levantó el Ejecutivo
estadal, bajo la administración de Pablo Herrera Campíns, el parque Mano Nerio.
“Mano Nerio” hablaba continuamente, de lo divino y de lo humano, le encantaba
hacer bromas, decir chistes y chismes, comentar los sucesos del momento,
anunciar supuestos de cosas que iban a suceder en cualquier momento, y al final
siempre remataba con el apotegma que lo caracterizaba: “La verdad de la vida es
una tumba”. Paz a sus restos.
Gracias al Catire y a Leticia nuevamente me he complacido en esos recuerdos
de la muy lejana y feliz infancia en las dos ciudades que juntas conforman mi
tierra natal.
Con mi comentario anterior sólo pretendí lograr el compromiso de Juan Jacobo a escribir algo sobre los tópicos mencionados por Catire. Juan Jacobo no prometió hacerlo sino que lo hizo, para deleitarnos con su estilo. Gracias amigo.
ResponderEliminarMuy bien el cronista de la Hermandad, pero me quede esperando mas detalles de aquella coleccion que el tenia y la gente contaba. Quisiera que nos relataras, que era lo que Mano Nerio tenia que habia desenterrado de la Laguna de los muertos y que alguan vez tu vistes. ?
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