Email de Malaquías Peña:
¿Cómo describir el excelente desayuno del domingo de despedida? Vamos a ver…
Una de las cosas inolvidables y más sabrosas degustadas en el reencuentro fue el desayuno dirigido y logrado por Eduvigis y Arnaldo. Ese desayuno se pareció mucho a las mises venezolanas, cuando no les sobra ni les falta nada.
Cuando yo me serví dije “este plato esta de foto”, porque cada ingrediente estaba en su justo cocimiento por color y olor.
ü Un lechón horneado y terminado al fuego servido en bandejas y presentado en pequeñas esferas y cubos de color dorado muy, muy gustosos.
ü Unos chicharrones de olor excelente, dorado oscuros, en cuadros muy pequeños y encorvados por la elasticidad.
ü Un plato grande con caraotas negras muy blandas, al punto preciso de olores para recibir un queso, rallado suave.
ü Huevos revueltos con algunos ingredientes que exaltaban en esa mañana un atrayente olor a justa temperatura de servir.
ü Cremas de leche, nata y queso de mano picado en formas que invitaban.
ü Una gran bandeja de aguacate, de esos que son tan suaves que sirven para untar por su cremosidad, presentados en lonjas delgadas y frescas.
ü Unas arepitas doradas tostadas, hechas con masa de chicharrón y rellenas también con chicharrón, justas en sal y en sabor mañanero.
ü Jugos de frutas frescas a selección.
ü Café espumoso con crema de leche.
Había más cosas pero mi mente, aturdida por tanta suculencia y aromas de cariño y amor, no logró fijarlas en mi recuerdo.
Los compañeros que no asistieron ya saben, por esta descripción aproximada, la calidad de las cosas que se produjeron en nuestro reencuentro y así se animen para la próxima a celebrarse en Valencia, donde valdría la pena llevarnos al equipo que hizo ese desayuno-almuerzo.